El Barranco de la Peña es una ostensible muestra del efecto erosionante en esta tierra yesosa. Siglo tras siglo, una vez y otra descendiendo en torrentera por el mismo cauce, el agua fue hendiendo cada vez más su lecho, profundo hoy en varios metros. El Corte permite observar una bonita estratificación rítmica con laminación planar. Otro gran barranco que cruza el monte, es el llamado Barranco de la Mina, llamado así, creemos, por un túnel natural de unos 20m. de largo, con techumbre alta, endeble y peligrosa a causa de sus frecuentes desplomes.
Es curioso recorrer el Barranco de la Mina, aunque no es fácil caminar. Enormes bloques de piedra parecen cerrar el paso a las aguas que, sin embargo, siempre rompen abriéndose camino entre ellos, deslizándose veloces a causa del suelo rocoso de su lecho.
Es asombroso el canal que el barranco, en su cauce medio ha ido formándose en este duro terreno. Todo es roca, el suelo y sus paredes; el agua, no obstante, fue venciendo la dureza del lugar. A lo largo de unos 200m. las aguas de tormentas discurren cómodas por el canal de piedra, que ellas mismas comenzaron a fabricarse hace siglos.
El agua de la Fuente Amarga
Quien recorre el Barranco de la Mina, puede observar en él agua en cualquier época del año. Agua limpia sobre lecho verdoso, estancada, a veces, o discurriendo suavemente con movimiento inapreciable. No beba de elle; es sumamente amarga, aunque no es nociva.
Barranco arriba, este se ensancha socavando sus costados y poblándose su cauce de carrizos y juncales, signos claros de la presencia de agua. Unas ruinas, apenas sostenidas en el paso de los años, nos sitúan en la Fuente Amarga.
Sospechamos que, bajo estas ruinas, podrían hallarse restos más antiguos.
Mucho nos extrañaría que estas aguas no fuesen conocidas por los romanos dada su ubicación cercana a las canteras de Montolar.
Los urreanos saben por sus mayores que el agua de la Fuente Amarga tiene ciertos efectos medicinales sobre la piel. También hablan de su eficacia purgativa.
Vecinos y fóraneos llegan con frecuencia a la Fuente Amarga a llenar sus recipientes, a pesar de que, al menos por nuestra parte, ningún certificado oficial conocemos respecto a la salubridad de estas aguas.
Explotación de la Fuente Amarga
El hecho de no haber encontrado ningún certificado oficial, no quiere decir que el agua de la Fuente Amarga no se haya analizado nunca. Hacia la mitad del siglo XIX, estas aguas se vendían en algunas farmacias de Zaragoza.
En el año 1853, en efecto, se constituyó en Urrea, una sociedad explotadora de las aguas de la Fuente Amarga, ignoramos el tiempo que perduró esta sociedad, así como el beneficio que rendia.